Puede ser difícil saber si su hijo está pasando por un gran ataque de depresión o si solo está temporalmente deprimido. De cualquier manera, es importante actuar rápidamente para ayudar a su hijo preadolescente, cualquiera que sea su situación.
Los niños experimentan muchos cambios en su preadolescencia: sus hormonas se activan, sus responsabilidades aumentan y sus horarios están sobrecargados. Para hacer las cosas aún más desafiantes, los preadolescentes o preadolescentes también luchan con las relaciones cambiantes de familiares y amigos, el estrés, las expectativas culturales confusas y la ansiedad que a menudo surge con la llegada de la adolescencia. No es de extrañar que tantos niños experimenten tristeza ocasional o, posiblemente, incluso depresión infantil. Reconocer las señales de advertencia de depresión en su hijo preadolescente es el primer paso para obtener la ayuda que necesita.
El tratamiento adecuado de la depresión para los preadolescentes es especialmente importante, ya que los estudios sugieren que los niños que sufren de depresión infantil tienen más probabilidades de consumir alcohol y drogas. También corren más riesgo de participar en otros comportamientos peligrosos.
Reconocer la depresión en los preadolescentes
El primer paso para ayudar a su hijo es reconocer que puede haber un problema. Desafortunadamente, los síntomas pueden ser difíciles de detectar y pueden confundirse con las pruebas y tribulaciones normales del crecimiento.
Los preadolescentes suelen estar de mal humor. Sus hormonas y emociones cambiantes pueden hacer que sea difícil saber si solo están pasando por una fase o algo más serio.
Si bien los síntomas de depresión en los preadolescentes varían de un individuo a otro y pueden diferir de los que se observan en los adultos, no es raro que los preadolescentes deprimidos muestren varios de los siguientes comportamientos, en un momento u otro:
- Un cambio en el apetito (comer demasiado o no lo suficiente)
- Retirarse de amigos y actividades.
- Trastornos del sueño como dormir demasiado, no dormir bien o evitar dormir
- Una disminución en las calificaciones en la escuela.
- Sentimientos de frustración
- Una incapacidad para completar tareas simples.
- Culpa abrumadora y sentimientos de inutilidad
- Un cambio en el comportamiento normal o cambios de personalidad.
- Renuencia a participar en actividades sociales.
- Ira y otros arrebatos emocionales frecuentes
- Dolores de estómago o dolores de cabeza frecuentes que no responden al tratamiento
- Dolores corporales que no se pueden explicar o tratar
- Incapacidad para disfrutar de la vida y falta de interés en el futuro.
Muchos preadolescentes rotarán a través de los síntomas anteriores de forma rutinaria, pero eso no significa necesariamente que estén sufriendo de depresión infantil. Pero si el comportamiento de su hijo dura más de dos semanas, podría ser una señal de que los problemas son más que una depresión temporal.
Si no está seguro acerca del comportamiento de su hijo, pregunte a otros miembros de la familia, al maestro de su hijo ya cualquier otro adulto que tenga contacto frecuente con su hijo qué opinan sobre el comportamiento de su hijo.
Si te preocupa, no dudes en pedir opinión al pediatra, al psicólogo o al psiquiatra de tu hijo. La depresión en los niños, cuando no se trata, puede provocar una serie de otros problemas graves, como el uso indebido de drogas y alcohol, problemas en las relaciones e incluso el suicidio.
Causas de la depresión infantil
Hay una serie de factores diferentes, tanto biológicos como ambientales, que pueden contribuir al desarrollo de la depresión infantil. En los preadolescentes, los desequilibrios en los neurotransmisores como la serotonina pueden predisponer a la depresión.
Una combinación de eventos traumáticos (como el divorcio, la muerte de un ser querido, problemas de amistad, una mudanza familiar) también puede desencadenar depresión en algunos jóvenes, al igual que una predisposición familiar al trastorno.
Lo crea o no, la depresión es en realidad bastante común en los preadolescentes, ya que uno de cada 30 vive con el trastorno. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) informes que el 3,2% de los niños entre las edades de tres y 17 han sido diagnosticados con depresión.
La buena noticia es que la depresión se puede tratar con éxito. Con un control y apoyo cuidadosos, un niño que experimenta depresión tiene muchas posibilidades de superar la afección.
Lo que puedes hacer
La visita al médico de su hijo es imprescindible. El pediatra de su hijo puede recomendar que su hijo busque asesoramiento o psicoterapia, muy probablemente con un proveedor de salud mental pediátrica. También puede considerar la terapia familiar.
En algunos casos, el asesoramiento es suficiente para ayudar a un niño en tiempos difíciles. En otras circunstancias, también se pueden recetar medicamentos.
Si cree que su hijo está deprimido o molesto, infórmese sobre su vida en las redes sociales. El Facebook, Twitter o Instagram de su hijo puede revelar si algo está pasando con amigos o en la escuela.
Cualquiera que sea el curso de acción que los médicos propongan tomar, su papel es el de un defensor y un sistema de apoyo amoroso para su hijo.
Habla con tu adolescente
- Escuche a su hijo cuando comparta información sobre sus sentimientos y absténgase de juzgar.
- Hágale saber a su hijo que usted está ahí para ellos cuando lo necesiten.
- Sea persistente, incluso si cree que han entendido el punto. Los preadolescentes deprimidos necesitan saber que usted estará ahí para ellos y que su amor es incondicional.