Los atajos mentales pueden hacerte tropezar
Alberto Ruggieri / Obras de ilustración / Getty Images
Si tuviéramos que pensar en todos los escenarios posibles para cada decisión posible, probablemente no haríamos mucho en un día. Para tomar decisiones de forma rápida y económica, nuestros cerebros se basan en una serie de atajos cognitivos conocidos como heurísticas.Estas reglas generales mentales nos permiten emitir juicios con bastante rapidez y, a menudo, con bastante precisión, pero también pueden conducir a pensamientos confusos y malas decisiones.
Un ejemplo de esto es un pequeño atajo mental furtivo conocido como el sesgo de anclaje.En muchas situaciones diferentes, las personas utilizan un punto de partida inicial como ancla que luego se ajusta para producir una estimación o valor final. Por ejemplo, si está comprando una casa y sabe que las casas en su vecindario objetivo generalmente se venden a un precio promedio de $358,000, probablemente usará esa cifra como base para negociar el precio de compra de la casa que elija.
En un experimento clásico de los investigadores Amos Tversky y Daniel Kahneman, se les pidió a los participantes que hicieran girar una rueda de la fortuna que ofrecía un número entre 0 y 100. Luego se les pidió a los sujetos que adivinaran cuántos países de África pertenecían a las Naciones Unidas. Los que habían obtenido un número alto en la rueda de la fortuna tenían más probabilidades de adivinar que había muchos países africanos en la ONU, mientras que los que habían obtenido un número más bajo probablemente daban una estimación mucho más baja.
Entonces, ¿qué puede hacer para minimizar el posible impacto negativo de estas heurísticas en sus decisiones?
Los expertos sugieren que simplemente volverse más consciente de cómo las heurísticas afectan las decisiones puede ayudarlo a evitar tomar malas decisiones.
En el caso del sesgo de anclaje, puede ser útil generar un rango de estimaciones posibles. Entonces, si está comprando un automóvil nuevo, proponga una gama de precios razonables en lugar de centrarse en el precio promedio general de un vehículo en particular. Si sabe que un nuevo SUV costará entre $ 27,000 y $ 32,000 por el tamaño y las características que desea, puede tomar una mejor decisión sobre cuánto ofrecer en un vehículo en particular.
A continuación, descubra cómo las comparaciones que hace a veces conducen a decisiones demasiado malas.