No es raro que a una persona se le diagnostique tanto el trastorno de pánico como el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC), que se caracterizan por una preocupación y un miedo excesivos.Sin embargo, el TOC es un trastorno distinto con su propio conjunto de síntomas y tratamiento.
¿Qué es el TOC?
Como su nombre lo indica, el TOC se caracteriza por obsesiones en el pensamiento y compulsiones en el comportamiento. El DSM-5 describe las obsesiones como pensamientos, impulsos o imágenes recurrentes y persistentes que son inquietantes, intrusivos y no deseados. Alguien con TOC intentará ignorarlos por completo o contrarrestarlos con diferentes pensamientos o comportamientos.
Las compulsiones se identifican como comportamientos repetitivos o actos mentales que alguien se siente obligado a realizar para reducir la ansiedad o evitar que ocurra un incidente o circunstancia temida. Estas acciones físicas o mentales son excesivas o no están lógicamente conectadas con lo que deben evitar.
Una persona con TOC puede tener miedo de que los gérmenes enfermen y mueran (obsesión) si no se lavan las manos repetidamente a lo largo del día (compulsión).
Una persona con TOC a menudo seguirá preocupada por estas obsesiones y compulsiones, pasando una gran cantidad de tiempo pensando en las obsesiones y actuando las compulsiones hasta el punto de que sus actividades sociales y laborales se ven afectadas negativamente.
Trastornos que coexisten con el TOC
Es muy común que a las personas con TOC también se les diagnostique otro trastorno (conocido como trastornos «comórbidos»).
Los adultos con TOC tienen más del 75 % de posibilidades de tener otro diagnóstico de trastorno de ansiedad (como trastorno de pánico) durante su vida.
El trastorno de pánico se clasifica como un trastorno de ansiedad en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5), el manual que utilizan los profesionales de la salud mental para guiarse cuando hacen un diagnóstico. El trastorno de pánico provoca principalmente síntomas que incluyen ataques de pánico recurrentes.
Estos ataques a menudo se describen como un miedo intenso acompañado de una variedad de síntomas físicos y cognitivos, como temblores, dificultad para respirar y sudoración. Por temor a experimentar otro ataque, muchas personas que sufren de trastorno de pánico evitarán ciertas situaciones y eventos. Este miedo y la evitación pueden conducir a la agorafobia, un miedo a los lugares o situaciones de las que la persona siente que sería difícil escapar o ayudar si desarrollara un ataque de pánico.
Tratamiento y cómo afrontarlo
Existen opciones de tratamiento y técnicas de afrontamiento eficaces para aliviar los síntomas del TOC y el trastorno de pánico, y con frecuencia se superponen. Por ejemplo, ambos trastornos se tratan comúnmente con una clase de antidepresivos llamados inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina, que se dirigen a un neurotransmisor llamado serotonina que ayuda a disminuir la ansiedad.
Del mismo modo, la terapia cognitiva conductual, una forma de psicoterapia que ayuda a cambiar el pensamiento defectuoso o negativo de una persona y ayuda a cambiar los comportamientos no saludables, es un tratamiento reconocido para el TOC y el trastorno de pánico. Un profesional de la salud mental capacitado puede diagnosticar y brindar el tratamiento adecuado para ambas afecciones.
