En la teoría psicoanalítica de la personalidad de Sigmund Freud, la fuerza del ego es la capacidad del ego para lidiar de manera efectiva con las demandas del ello, el superyó y la realidad. Aquellos con poca fuerza de ego pueden sentirse divididos entre estas demandas en competencia, mientras que aquellos con demasiada fuerza de ego pueden volverse demasiado inflexibles y rígidos. La fuerza del ego nos ayuda a mantener la estabilidad emocional y hacer frente al estrés interno y externo.
Antecedentes de la fuerza del ego
Según Sigmund Freud, la personalidad se compone de tres elementos: el ello, el yo y el superyó.El id está compuesto por todos los impulsos y deseos primarios y es la única parte de la personalidad presente al nacer. El superyó es la parte de la personalidad que se compone de las normas y reglas internalizadas que adquirimos de nuestros padres y la sociedad. Es parte de la personalidad que presiona a las personas a comportarse moralmente. Finalmente, el ego es el componente de la personalidad que media entre las demandas de la realidad, los impulsos del ello y los estándares idealistas, pero a menudo poco realistas, del superyó.
Donde el id obliga a las personas a actuar según sus impulsos más básicos y el superego se esfuerza por adherirse a los estándares idealistas, el ego es el aspecto de la personalidad que debe lograr un equilibrio entre estos impulsos más básicos, los estándares morales y las demandas de la realidad.
Cuando se trata de bienestar mental, la fuerza del ego a menudo se usa para describir la capacidad de un individuo para mantener su identidad y sentido de sí mismo frente al dolor, la angustia y el conflicto. Los investigadores también han sugerido que adquirir nuevas defensas y mecanismos de afrontamiento es un componente importante de la fortaleza del ego.
Alta fuerza del ego
Las personas con una fuerza del ego bien desarrollada tienden a compartir una serie de características esenciales. Tienden a tener confianza en su capacidad para enfrentar los desafíos y son buenos para encontrar soluciones a los problemas de la vida. También tienden a tener altos niveles de inteligencia emocional y son capaces de regular con éxito sus emociones, incluso en situaciones difíciles.
Un individuo con una sólida fortaleza del ego aborda los desafíos con la sensación de que puede superar el problema e incluso crecer como resultado.
Al tener una gran fuerza del ego, el individuo siente que puede hacer frente al problema y encontrar nuevas formas de lidiar con las luchas.
Estas personas pueden manejar cualquier cosa que les depare la vida sin perder su sentido de sí mismos. Las personas con una buena fortaleza del ego tienden a ser muy resistentes frente a las dificultades de la vida. En lugar de darse por vencidos ante un obstáculo, estos individuos ven tales eventos como tareas que deben dominarse y superarse. Incluso cuando ocurren eventos muy difíciles o tragedias, aquellos que poseen la fuerza del ego pueden levantarse, desempolvarse y seguir adelante con una sensación de optimismo.
Baja fuerza del ego
Por otro lado, aquellos con una fortaleza del ego débil ven los desafíos como algo que deben evitar. En muchos casos, la realidad puede parecer demasiado abrumadora para lidiar con ella.
Las personas con poca fuerza del ego luchan para hacer frente a los problemas y pueden tratar de evitar la realidad a través de ilusiones, uso de sustancias y fantasías.
La baja fuerza del ego a menudo se caracteriza por una falta de resiliencia psicológica. Frente a los desafíos de la vida, aquellos con poca fuerza de ego pueden simplemente darse por vencidos o derrumbarse.