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Vivir con un diagnóstico de trastorno límite de la personalidad

Como muchos ejemplos de trastorno límite de la personalidad (TLP), el ejemplo que se presenta aquí es ficticio. «Jordan» no es una persona real, y cualquier parecido entre esta persona ficticia y cualquier persona real es una coincidencia. Los síntomas y comportamientos descritos, sin embargo, son muy típicos de una persona con TLP.

Infancia

Incluso cuando Jordan era un bebé, había algo muy diferente en ella. Ella reaccionó intensamente a la mayoría de las cosas. Se alteraba fácilmente, no se adaptaba fácilmente a personas o lugares nuevos y era difícil consolarla.

Pero ella era solo un bebé; parecía demasiado pronto para preocuparse. Sus padres asumieron que esto era una fase y que Jordan eventualmente superaría este comportamiento.

Comportamiento infantil

A medida que Jordan crecía, seguía molestándose fácilmente y era difícil consolarla, y tenía una ansiedad de separación muy severa. Si su madre salía de la habitación, Jordan gritaba hasta que regresaba.

Aún así, sus padres no estaban demasiado preocupados. Habían escuchado que la ansiedad por separación es bastante típica en los niños pequeños, y Jordan tenía muchas cualidades dulces. A veces, ella podría ser la niña más amorosa. A menudo pasaban momentos maravillosos juntos.

Los años de la adolescencia

Las cosas comenzaron a cambiar cuando Jordan llegó a la adolescencia. Hubo menos buenos momentos. Se volvió cada vez más hosca y enojada. Comenzó a comportarse cada vez más, gritándoles a sus padres y maestros y teniendo comportamientos impulsivos como huir de casa.

A veces, Jordan tenía uno o dos amigos cercanos en la escuela, pero no fueron amigos por mucho tiempo. Siempre ocurrían conflictos y las amistades terminaban. Jordan habló de sentirse sola, aburrida y que nadie la entendía. Sus padres comenzaban a preocuparse, pero también lo atribuyeron al comportamiento típico de los adolescentes. No estaban listos para buscar ayuda.

Cuando Jordan cumplió 17 años, su vida hogareña estaba empezando a perder el control. Experimentó una inestabilidad emocional severa; sus cambios de humor eran totalmente impredecibles. Podía cambiar de humor de un minuto a otro. Peleaba con sus padres casi a diario, generalmente gritando y tirando cosas. A veces parecía aterrorizada de estar sin su madre; otras veces, salía de la casa en un ataque de ira intensa y no regresaba por días.

Un día, su mamá notó cicatrices en los brazos de Jordan. Cuando la confrontaron, Jordan dijo que eran rasguños de su gato. Eventualmente, ella admitió haberse cortado. Dijo que se sentía muy sola y aburrida, y que este comportamiento autodestructivo la hizo sentir mejor. Sus padres ahora sabían que era hora de buscar ayuda para Jordan. Nota: Aproximadamente el 75% de las personas con TLP realizarán al menos un intento de suicidio en su vida, y muchas realizarán múltiples intentos de suicidio.

Un diagnóstico erróneo

Los padres de Jordan llevaron a Jordan a ver a un psiquiatra en su área que aceptó su seguro médico familiar. El psiquiatra pasó un tiempo hablando con Jordan y preguntándole a ella y a sus padres sobre sus síntomas. Basándose en esta breve evaluación, el psiquiatra diagnosticó a Jordan con trastorno bipolar y le recetó un medicamento para estabilizar el estado de ánimo.

El nuevo medicamento pareció ayudar, y Jordan y sus padres tenían la esperanza de que las cosas estuvieran mejorando. En un intento por comprender mejor su trastorno y ayudarla a recuperarse, los padres de Jordan comenzaron a leer sobre el trastorno bipolar. Sin embargo, lo que leían no siempre se ajustaba a los síntomas de su hija. Por ejemplo, el estado de ánimo de Jordan parecía cambiar rápida y frecuentemente, mientras que los cambios de humor en el trastorno bipolar se describieron como infrecuentes.

En un estudio, a más del 40 % de las personas con TLP se les había diagnosticado originalmente erróneamente trastorno bipolar.

Un Diagnóstico Correcto

Un día, mientras aún recibía tratamiento por trastorno bipolar, Jordan se conectó a Internet y tropezó con una descripción del trastorno límite de la personalidad. Mientras leía sobre los síntomas del TLP, se dio cuenta de que, por primera vez, alguien más parecía entender lo que estaba pasando dentro de su cabeza. Llamó a su mamá y le leyó la página que había encontrado. Su madre estuvo de acuerdo con Jordan: parecía que finalmente podrían tener una respuesta.

La madre de Jordan encontró recursos en Internet que la llevaron a una lista de terapeutas para el TLP en su área. Hicieron una cita con un psiquiatra, quien se reunió con Jordan varias veces. Después de su tercera reunión, el nuevo psiquiatra confirmó que Jordan cumplía con los criterios de diagnóstico para BPD. Luego, el psiquiatra explicó las opciones de tratamiento que estaban disponibles, incluidos los medicamentos y la psicoterapia.

Los criterios diagnósticos para el TLP incluyen impulsividad, comportamiento suicida, reactividad del estado de ánimo, ira inapropiada y paranoia transitoria. Estos síntomas también están asociados con el trastorno bipolar. Aproximadamente el 20% de las personas con TLP también son diagnosticadas con trastorno bipolar.

Recuperando gradualmente el control

A los 23 años, Jordan todavía tiene muchos síntomas de TLP. Sin embargo, el tratamiento con una combinación de medicación y terapia conductual dialéctica (DBT) ha reducido notablemente sus síntomas. Ya no se hace daño a sí misma, trabaja medio tiempo y tiene varios amigos cercanos.

Jordan todavía tiene momentos en los que se siente abrumada y tiene problemas con la ira y las relaciones. Afortunadamente, está aprendiendo habilidades de afrontamiento que pueden ayudarla a recuperar el control y manejar esos síntomas cuando ocurren.

Resumiendo

El caso de Jordan es una forma en que el diagnóstico y el tratamiento de la personalidad límite pueden tomar forma, pero la condición puede variar mucho de una persona a otra. Por ejemplo:

  • Algunas personas con TLP tienen familias solidarias como la de Jordan, mientras que otras crecen en ambientes traumáticos (una experiencia de vida que está relacionada con el desarrollo de los síntomas del TLP).
  • Algunos, como Jordan, comienzan a mostrar signos de TLP en la adolescencia temprana, mientras que otros no tienen ningún síntoma hasta el final de la adolescencia.
  • No todas las personas con TLP responden tan bien al tratamiento como lo hizo Jordan, aunque muchas lo hacen.

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