El trastorno de estrés postraumático (PTSD, por sus siglas en inglés) es una condición que puede ocurrir después de que una persona haya experimentado un evento traumático que involucre miedo intenso y amenaza de lesiones corporales o muerte. Los ejemplos incluyen combate militar, agresión sexual o desastres naturales.
Es posible que la persona no haya experimentado el evento de primera mano. Ser testigo de un factor estresante traumático, como la muerte accidental de una persona o un ataque a alguien, puede provocar síntomas. El PTSD también puede ocurrir cuando una persona ha oído hablar de los detalles de la exposición de otra persona al trauma, incluido el conocimiento de la trágica muerte de un amigo o familiar.
Visión de conjunto
Las personas con PTSD a menudo luchan con condiciones concurrentes como trastornos relacionados con la ansiedad, depresión y uso de sustancias. No es raro que a una persona con PTSD también se le diagnostique trastorno de pánico. Sin embargo, cada condición tiene su propio conjunto de síntomas, criterios de diagnóstico y opciones de tratamiento.
Las diferencias entre el trastorno de pánico y el PTSD se pueden determinar considerando varios factores.
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Temblores, temblores y dificultad para respirar
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Ataques de pánico repentinos y espontáneos
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Evitar los desencadenantes de los ataques de pánico
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Puede desarrollar agorofobia
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Pensamientos intrusivos y pesadillas.
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Hiperexcitación y dificultad para concentrarse
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Ataques de pánico provocados por revivir el trauma
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Evitación de recordatorios de trauma
Síntomas
Las personas con trastorno de pánico experimentan muchos síntomas físicos asociados con los ataques de pánico, como temblores, temblores, sudoración, dificultad para respirar y dolor en el pecho. Estos sentimientos somáticos pueden volverse tan severos que la persona puede creer que está perdiendo el control, volviéndose loca o teniendo un problema médico grave, como un ataque al corazón.
Para las personas con trastorno de pánico, estos ataques de pánico pueden ocurrir nuevamente y, a menudo, sin previo aviso, lo que puede hacer que la persona viva con miedo debido a la anticipación de su próximo ataque.
Los síntomas del PTSD, por otro lado, se pueden dividir en tres categorías: volver a experimentar el evento de alguna manera intrusiva, conductas de evitación y aumento de la excitación.
Los síntomas de volver a experimentar incluyen pensamientos intrusivos, pesadillas y escenas retrospectivas del evento traumático. Los comportamientos de evitación implican evitar cualquier cosa que les recuerde el trauma, incluidos pensamientos, lugares y recuerdos asociados con lo que sucedió. Los síntomas de hiperexcitación típicamente consisten en sobresaltarse fácilmente, falta de concentración e irritabilidad frecuente.
Ataques de pánico
Para tener un diagnóstico de trastorno de pánico, la persona debe experimentar ataques de pánico recurrentes y espontáneos. Los ataques de pánico son una sensación de miedo intenso sin la presencia de un peligro real. Los ataques de pánico a menudo se experimentan con sensaciones físicas, como mareos, náuseas y temblores.
Una persona con TEPT también puede experimentar las sensaciones físicas de los ataques de pánico, como palpitaciones, dificultad para respirar y sofocos. Sin embargo, estos ataques son provocados por la reexperimentación del evento traumático a través de experiencias como sueños, pensamientos y recuerdos.
Los síntomas de hiperexcitación presentes en el PTSD, como entrar en pánico después de escuchar un ruido fuerte, también pueden causar ataques de pánico.
Comportamientos de evitación
Tener un ataque de pánico puede ser una experiencia aterradora. Las personas con trastorno de pánico a menudo se asustan solo de pensar en su próximo ataque inminente. Este miedo a futuros ataques puede llegar a ser tan poderoso que la persona desarrolle agorafobia, el miedo a tener un ataque de pánico del que sería difícil o vergonzoso huir.
La persona evitará los lugares donde cree que se producirán los ataques y creará una zona segura, en la que limita su exposición a ciertas áreas en las que cree que no sufrirá un ataque.
Las personas con PTSD muestran muchos comportamientos de evitación. A menudo evitan lugares, actividades, pensamientos, conversaciones, personas y otros estímulos que les recuerdan el evento traumático. Una persona puede incluso experimentar pérdida de memoria del evento. Una persona con PTSD también puede distanciarse de los demás, limitar las actividades, tener dificultades para expresar una amplia gama de sentimientos y perder la esperanza sobre su futuro.
Tratamiento
Afortunadamente, existen muchas opciones de tratamiento para el trastorno de pánico, incluidos medicamentos y psicoterapia. Estas formas de tratamiento también pueden tratar eficazmente el PTSD. Hay varias clases de medicamentos que pueden usarse para reducir los síntomas.
Medicamento
Los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) son una clase de antidepresivos comúnmente recetados para reducir la ansiedad, la intensidad de los ataques de pánico y la hiperexcitación. Las benzodiazepinas son un tipo de medicamento contra la ansiedad que se prescribe por su efecto sedante.
Psicoterapia
La terapia cognitiva conductual (TCC) es una forma común de psicoterapia que puede ayudar a disminuir los síntomas tanto del trastorno de pánico como del PTSD. Por ejemplo, la desensibilización sistemática es una técnica de TCC que implica una exposición gradual guiada por el terapeuta a situaciones que provocan ansiedad. La persona aprende a gestionar su miedo en estas situaciones a través de técnicas de relajación.
Al practicar continuamente la exposición gradual y la relajación a través de la terapia, ciertos estímulos que alguna vez desencadenaron ansiedad eventualmente ya no causarán nerviosismo y miedo extremos en la persona.
Tanto el trastorno de pánico como el PTSD tienen síntomas intensos que pueden reducirse con éxito mediante el tratamiento adecuado. Es importante recibir tratamiento al inicio de cualquiera de las afecciones para disminuir las probabilidades de que el trastorno empeore.
Por ejemplo, al tratar los síntomas de hiperexcitación del PTSD, se puede prevenir el desarrollo de ataques de pánico. Además, las posibilidades de desarrollar agorafobia pueden reducirse al recibir ayuda para el trastorno de pánico y los ataques desde el principio.