A pesar de lo que su sentido común pueda decirle, las investigaciones muestran que las personas son sorprendentemente ineptas para predecir cómo nos sentiremos en diversas situaciones. Por ejemplo, un estudio encontró que las parejas de recién casados tendían a estimar que sus niveles de felicidad aumentarían (o al menos permanecerían igual) durante el período de cuatro años posterior al matrimonio.En realidad, sus niveles de felicidad tendieron a disminuir durante ese período de tiempo.
Otros estudios han encontrado que los niveles de felicidad de los ganadores de la lotería tienden a reducirse a los días previos a ganar (oa veces incluso por debajo).De hecho, si bien creemos que el trabajo ideal, la relación perfecta o la cuenta bancaria estelar cambiarán nuestros niveles de felicidad de forma permanente, es posible que solo nos den un impulso temporal de alegría; sorprendentemente, es de corta duración. Parece que nuestras expectativas pueden confundirnos al pensar que nuestras metas nos traerán mucho más de lo que realmente nos aportan, por lo que a menudo perseguimos las metas equivocadas.
Expectativas vs Realidad
Un problema con las expectativas se hizo famoso por la novela de Charles Dickens, «Grandes esperanzas». El personaje principal, Pip, hereda dinero de un benefactor secreto. Él ve esta fortuna como un trampolín para casarse con la chica de sus sueños.
Cuando finalmente se enteró de que el dinero no era necesariamente parte de ese plan más amplio, se dio cuenta de que había dado por sentado muchas relaciones y regalos importantes en su vida. Sus expectativas le habían impedido apreciar plenamente su realidad.
Investigación
La investigación respalda esta idea de que es posible que no apreciemos completamente lo que tenemos cuando esperamos más o comparamos lo que tenemos con lo que podríamos tener. Un estudio encontró que los participantes que fueron expuestos a un recordatorio subliminal de la riqueza pasaron menos tiempo saboreando una barra de chocolate y disfrutaron menos de la experiencia que otros sujetos a los que no se les recordó la riqueza.
Este es un estudio interesante que puede recordarnos a todos que tratemos de saborear más nuestro chocolate (y nuestras vidas), y tal vez que tratemos de no recordarnos lo que no tenemos. Sin embargo, este estudio también puede recordarnos lo fácil que es dejar que nuestros pensamientos coloreen nuestro disfrute de lo que realmente tenemos.
¿Cuántas veces nos hemos concentrado tanto en algo que queríamos que realmente no saboreamos lo que teníamos? ¿Con qué frecuencia nuestras expectativas de grandes cosas pueden hacernos sentir que lo que tenemos no es realmente tan bueno (cuando hay muchas personas que tienen menos)?
Expectativas vs Realidad
Finalmente, nuestras expectativas pueden sacar lo mejor de nosotros cuando esperamos más de lo que es realista en una situación dada. Podríamos esperar que nuestras parejas estén a la altura de lo que vemos en las películas románticas, que nuestros trabajos sean versiones idealizadas que teníamos cuando éramos niños, o incluso que nuestras vidas coincidan con lo que vemos en Instagram.
Nuestras expectativas pueden crear un estrés significativo cuando no coinciden con la realidad. Considere también cómo las redes sociales pueden contribuir en gran medida a esto: comparamos nuestros peores momentos (aquellos que no se consideran compartibles en línea) con los mejores momentos de los demás, que muy a menudo se filtran para que parezcan perfectos. Es posible que ni siquiera nos demos cuenta de esta comparación no coincidente.
Nuestras expectativas para nuestras vidas pueden ser poco realistas y sesgadas en función de lo que creemos que tienen los demás. Nuestra perspectiva de lo que otros tienen es limitada; no tienen las vidas que percibimos.
Esto puede ser parte de por qué aquellos que pasan más tiempo en las redes sociales tienden a ser menos felices.
Crear conciencia
Es importante analizar más a fondo cómo se comparan sus expectativas con la realidad (y cómo se ve afectado su estado de ánimo debido a esto). Estas son algunas formas saludables de comenzar.
- Cuando entre en una situación nueva, pregúntese qué espera que suceda.
- Pregúntate si tus expectativas deberían ser así. ¿De dónde vienen estas expectativas? ¿Son realistas?
- Cuando se sienta decepcionado, trate de pensar si era realista esperar lo que esperaba. (Si es así, haga un plan para obtener lo que quiere la próxima vez. Si no, piense en manejar sus expectativas y cómo hacerlo).
Manejo de expectativas
Si desea salir de la trampa de las expectativas frente a la realidad, todo se reduce a la conciencia. Tomar conciencia de lo que está esperando es un gran comienzo. Tomar conciencia de lo que «debería» estar esperando también es una buena idea.
Cuando descubras que lo que está sucediendo no es lo que esperabas, busca activamente los aspectos positivos de lo que tienes. Es posible que una vez que superes la decepción, tengas algo que inicialmente no sabías que querías. Esto te ayuda a apreciar más lo que tienes.
Cuando vea las publicaciones de otros en las redes sociales y decida que quiere lo que ve, recuérdese que esto puede no ser la realidad. Es genial saber en qué dirección quieres que vayan las cosas, pero no olvides que lo que ves no es necesariamente lo que otros están viviendo.
Es posible que estés sobreestimando lo feliz que serías una vez que tengas lo que crees que quieres. Por ejemplo, si tiene un trabajo que odia ahorrar lo suficiente para comprar un automóvil caro o ropa bonita, es posible que su felicidad no dure mucho.
Saborea verdaderamente lo que tienes. Está bien querer más, pero puedes disfrutar mucho más de la vida si aprecias lo que ya tienes. Saborear lo que tienes es una excelente manera de expandir la alegría que experimentas en la vida.
No te castigues por sentirte decepcionado; sin embargo, intente compararse con otros que tienen menos, no más. O mejor aún, trata de no compararte con los demás en general. La única persona con la que deberías competir eres tú.
Una palabra de Psyathome
En última instancia, luchar por más puede llevarte a esforzarte al máximo y dar lo mejor de ti. Al mismo tiempo, también puede robarte la alegría, especialmente cuando esperas que las cosas lleguen más fácilmente de lo que suceden o de una manera diferente. Ser más consciente de sus expectativas y de cómo cambian sus sentimientos hacia su propia realidad puede liberarlo de la decepción y el estrés que surgen de las expectativas poco realistas.