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El ego como parte racional de la personalidad

Según Sigmund Freud, el ego es parte de la personalidad que media las demandas del ello, el superyó y la realidad. Freud describió la identificación como la parte más básica de la personalidad que insta a las personas a satisfacer sus necesidades más primarias. El superyó, por otro lado, es la parte moralista de la personalidad que se forma más tarde en la infancia como resultado de la educación y las influencias sociales. El trabajo del ego es lograr un equilibrio entre estos dos que a menudo compiten por fuerzas y asegurarse de que satisfacer las necesidades del ello y el superyó se ajuste a las demandas de la realidad.

Una mirada más cercana al ego

El ego nos impide actuar según nuestros impulsos básicos (creados por el id), pero también trabaja para lograr un equilibrio con nuestros estándares morales e idealistas (creados por el superego). Si bien el ego opera tanto en el preconsciente como en el consciente, sus fuertes lazos con el id significan que también opera en el inconsciente.

El ego opera en base al principio de realidad, que funciona para satisfacer los deseos del id de una manera que es realista y socialmente apropiada.Por ejemplo, si una persona se te cruza en el tráfico, el ego te impide perseguir el auto y atacar físicamente al conductor infractor. El ego nos permite ver que esta respuesta sería socialmente inaceptable, pero también nos permite saber que existen otros medios más apropiados para desahogar nuestra frustración.

Las observaciones de Freud sobre el yo

En su libro de 1933 Nuevas conferencias introductorias al psicoanálisisFreud comparó la relación entre el id y el ego a la de un caballo y un jinete.El caballo representa el id, una fuerza poderosa que ofrece la energía para impulsar el movimiento hacia adelante. El jinete representa el ego, la fuerza guía que dirige el poder del id hacia una meta.

Freud notó, sin embargo, que esta relación no siempre salió según lo planeado. En situaciones menos ideales, un jinete puede encontrarse simplemente a lo largo del paseo, ya que permite que su caballo vaya en la dirección que el animal quiere ir.

Así como un jinete no siempre puede controlar un caballo, los impulsos primarios del id a veces pueden ser demasiado poderosos para que el ego los controle.

En su propio libro de 1936 El ego y los mecanismos de defensaAnna Freud que todas las defensas del ego contra el ello se llevaron a cabo entre bastidores.Estas medidas contra el ello se conocen como los mecanismos de defensa, los cuales son llevados a cabo de manera silenciosa e invisible por el yo.

Si bien no podemos observar las defensas en acción, Anna Freud sugirió que podrían observarse en retrospectiva. La represión es un ejemplo.Cuando se reprime algo de la conciencia, el ego no se da cuenta de que falta la información. Solo más tarde, cuando se hace evidente que se ha ido algún fragmento de información o memoria, las acciones del ego se hacen evidentes.

Citas sobre el ego

A veces ayuda mirar la fuente original de estas ideas para obtener una mejor perspectiva sobre el tema. Entonces, ¿qué dijo Freud sobre su concepto del ego? Escribió extensamente sobre el ego y su relación con otros aspectos de la personalidad.

Estas son solo algunas de sus citas más famosas sobre el ego:

Sobre los orígenes del ego

«Es fácil ver que el ego es esa parte del id que ha sido modificada por la influencia directa del mundo externo». (Sigmund Freud, 1923, De El EGO y la identificación)

Sobre la influencia del ego

«El ego no es dueño de su propia casa». (Sigmund Freud, 1917, De Una dificultad en el camino del psicoanálisis)

«El ego representa lo que llamamos razón y cordura, en contraste con el id que contiene las pasiones». (Sigmund Freud, 1923, De El EGO y la identificación)

«El pobre ego lo tiene aún más difícil; tiene que servir a tres amos severos, y tiene que hacer todo lo posible para conciliar las demandas y demandas de los tres… Los tres tiranos son el mundo externo, el superyó, y la identificación». (Sigmund Freud, 1932, De Nuevas conferencias introductorias al psicoanálisis)

«Hacia el exterior, en cualquier caso, el yo parece mantener líneas de demarcación claras y nítidas. Sólo hay un estado -ciertamente un estado inusual, pero no uno que pueda ser estigmatizado como patológico- en el que no hace esto. En el apogeo del enamoramiento, la frontera entre el ego y el objeto amenaza con desvanecerse. Contra toda evidencia de sus sentidos, un hombre que está enamorado declara que «yo» y «tú» son uno, y está dispuesto a comportarse como tal. si fuera un hecho». (Sigmund Freud, 1929, De La civilización y sus descontentos)

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Vincent Iannelli, MD – Mente muy bien

Reflejos Experiencia Vincent Iannelli, MD, es un ex escritor de Psyathome Mind que cubre pediatría. Actualmente tiene un consultorio privado de pediatría en un suburbio