La incongruencia del estado de ánimo es un término que se utiliza para describir un síntoma grave del trastorno bipolar. Es una característica psicótica del trastorno en el que la creencia o acción de la persona, ya sea por alucinación o delirio, no coincide con su estado de ánimo.
Por el contrario, la congruencia del estado de ánimo también describe un síntoma psicótico del trastorno bipolar, pero, en este caso, la creencia o acción es consistente con el estado de ánimo de esa persona.
Si bien la diferencia entre la congruencia y la incongruencia del estado de ánimo puede parecer de poca importancia dado que ambos se relacionan con un episodio psicótico, la forma en que cada uno afecta la capacidad de una persona para funcionar y prosperar puede ser sorprendentemente diferente.
Estado de ánimo incongruente versus estado de ánimo congruente
Incongruente significa «contradictorio». Como tal, la incongruencia del estado de ánimo implica que los síntomas entran en conflicto con el estado de ánimo actual de la persona. Ejemplos incluyen:
- Creer que tienes superpoderes a pesar de pasar por un episodio depresivo mayor
- Riendo cuando tu perro muere
En cada caso, las acciones de la persona no coinciden ni con la situación ni con el estado emocional. El delirio de superpoderes, por ejemplo, de ninguna manera coincide con temas de impotencia que son comunes con la depresión.
Por el contrario, congruente significa «de acuerdo». En este caso, cualquier síntoma, por extremo que sea, se considera congruente con el estado de ánimo cuando concuerda con el estado de ánimo actual de la persona.
Ejemplos incluyen:
- Creer que tienes superpoderes cuando estás pasando por un episodio maníaco
- Sentirse suicida cuando su perro muere
No importa cuán irrazonables puedan ser las respuestas, de todos modos coinciden con la circunstancia o el estado emocional de esa persona en ese momento.
Psicosis
En el contexto del trastorno bipolar, tanto la congruencia como la incongruencia del estado de ánimo se utilizan para describir una característica psicótica de la enfermedad. No usamos la congruencia del estado de ánimo, por ejemplo, para describir a una persona con trastorno bipolar que tiene una respuesta razonable a una situación. Los términos simplemente nos permiten clasificar cualquier creencia falsa que una persona pueda tener para brindarle el tratamiento adecuado. Nos referimos a estas falsas creencias como psicosis.
La psicosis es simplemente una ruptura con la realidad, una condición que ocurre más a menudo durante un episodio maníaco e incluso un episodio depresivo (pero nunca con un episodio hipomaníaco). La psicosis implica alucinaciones (experimentar cosas que no son reales) y/o delirios (creer cosas que no son reales).
Alucinaciones y delirios
-
Temas como la culpa o la tristeza en un episodio depresivo, por ejemplo, escuchar una voz que te dice que no vales nada
-
Grandiosidad en un episodio maníaco, como ver al presidente en tu sala de estar
-
Experimentar sensaciones en un episodio depresivo contrario a su depresión sin ningún sentimiento de culpa, muerte, enfermedad, insuficiencia o castigo merecido
-
Voces que te dicen que eres indigno o mereces un castigo
La mayoría de las personas tienden a asociar las alucinaciones con la esquizofrenia, pero también pueden ocurrir en el trastorno bipolar. Las alucinaciones implican experiencias o percepciones que no son reales, ya sean cosas que una persona ve, oye, huele, saborea o siente físicamente.
Los delirios, por el contrario, son creencias firmemente arraigadas que no son verdaderas ni se basan en la realidad. No implican alucinaciones, sino que se manifiestan en creencias y acciones que son contrarias a la realidad.
Tratamiento del trastorno bipolar
El tratamiento generalmente involucra el manejo de los síntomas y la prevención de los episodios de humor. Esto incluye el uso de medicamentos (estabilizadores del estado de ánimo, antidepresivos, antipsicóticos) y psicoterapia.
Es importante que cualquier persona con trastorno bipolar reciba atención continua y supervisión médica. Esto es especialmente cierto para aquellos que experimentan síntomas incongruentes con el estado de ánimo en quienes el riesgo de hospitalización y suicidio es mucho mayor.